La vanguardia digital en el patrimonio y la apuesta por la soberanía tecnológica
Entrevista Marc Hernández Güell
Marc Hernández Güell es Fundador y director del estudio digital “La Tempesta: Cultura en digital”. Economista y máster en transformación digital, especialista en estrategia digital y tecnologías aplicadas a la gestión y a la difusión cultural y del patrimonio.
Pedro Ortega: La Tempesta ha sido reconocida con varios Lovie Awards en 2024, tanto por el grafo de conocimiento del Museo Guggenheim Bilbao como por la visita virtual de El Cogul. Mi más sincera enhorabuena. ¿Qué elementos diferenciales caracterizan estos proyectos para que hayan tenido un impacto tan notable en el ámbito europeo?
Marc Hernández Güell: Muchas gracias, Pedro. Mi enhorabuena igualmente por toda la labor de divulgación que realizas. Los reconocimientos sirven sobre todo para confirmar el camino tomado y una apuesta por la calidad. Queremos hacer partícipes de estos éxitos a toda la comunidad de profesionales que trabajan en cultura y patrimonio, porqué, al fin y al cabo, es beneficioso para todo el sector que proyectos como estos, basados en contenido cultural y patrimonial, ganen premios y se visibilicen.
En el caso de la visita virtual al yacimiento del Cogul (Lleida) -parte del Arte rupestre levantino de la Península Ibérica, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1998- el objetivo consistía en dar visibilidad y proyección pública a la investigación reciente llevada a cabo, y a todas las dimensiones de conocimiento del yacimiento. Hemos transformado un calco arqueológico tradicional en una potente herramienta de mediación cultural para hacer consultable un conjunto de pinturas y grabados de temáticas y cronologías muy diversas. Además, en el apartado de “Visita guiada”, el uso de narrativas digitales sobre el modelo 3D del yacimiento añade un plus de mediación en tanto que llevamos al usuario “de la mano” y accedemos al contenido de forma ordenada, acompasando el relato y la visualización en detalle de las pinturas, e incorporando contexto y efectos visuales y que enriquecen la experiencia.
En cuanto al grafo de conocimiento, es una herramienta para el descubrimiento de los artistas con obra en la colección permanente, a los que llegamos interactuando. Además, permite ordenar en una misma interfaz de consulta toda la información disponible en el museo acerca de los artistas, así como sus relaciones. También permite visualizar otras relaciones más sutiles (de segundo nivel), que surgen cuando dos o más artistas han participado en una misma exposición. De este modo, hacemos visible la labor que lleva a cabo el Museo como generador de nuevas conexiones y realidades artísticas, poniendo en diálogo a creadores que quizá nunca habrían coincidido de otra manera.
Proyectos galardonados con un Lovie Award en 2024 (The Lovie Awards & La Tempesta)
PO: En su momento, me hice eco de la novedad que supuso el grafo de conocimiento del Guggenheim, ya que representa una implementación avanzada de vínculos entre datos en el sector museístico. ¿Qué me podéis contar sobre lo que aportan estas arquitecturas semánticas para transformar la gestión y difusión del conocimiento en las instituciones culturales?
MHG: Las tecnologías semánticas permiten avanzar hacia un modelo de conocimiento relacional, construir relaciones múltiples e incorporar nuevos significados y contextos a medida que el conocimiento crece. En el caso concreto de cultura y patrimonio, donde todo está conectado con todo, es un paradigma muy interesante.
Además, hay que tener muy presente que, en el sector cultural, al igual que en el resto de sectores, el impacto de la IA supone una profunda transformación de las habilidades, los procesos y de las herramientas. Las organizaciones que adopten arquitecturas semánticas, como los grafos de conocimiento, están mejor preparadas para afrontar esta irrupción de la IA. Así pues, no se trata únicamente de ganar en cohesión, datos enlazados e interoperabilidad, sino que una arquitectura semántica nos prepara para innovar y en la forma como interrogamos y nos relacionamos con el conocimiento de nuestras organizaciones.
PO: AcceBot constituye un caso pionero de mediación cultural mediante IA conversacional accesible. ¿Cómo os disteis cuenta de que el camino a seguir eran las interfaces conversacionales para la difusión del patrimonio a distintos públicos y con diferentes niveles de accesibilidad?
MHG: Cuando se nos planteó el reto de diseñar una audioguía verdaderamente accesible observamos cuáles eran las herramientas que utilizaba todo el mundo, sin mayor dificultad. De ese análisis extrajimos dos conclusiones clave. La primera: las aplicaciones de mensajería instantánea, como Telegram o WhatsApp, cuentan con interfaces y una funcionalidad que no requieren prácticamente explicación. Son herramientas que cualquier persona, independientemente de su edad o nivel de competencia digital, comprende y utiliza a diario. La segunda: la mayoría de usuarios interactúan con sus propios dispositivos móviles y navegadores web que tienen configurados según sus necesidades, para mayor comodidad.
Nuestro planteamiento fue trasladar esas conclusiones al ámbito de la mediación cultural y las audioguías, situando al usuario en el centro de una experiencia conversacional y usando su propio dispositivo móvil añadiendo nuevas opciones de accesibilidad. Además vimos claro que además de información, la clave era ofrecer asistencia y orientación sobre cómo moverse por el espacio.
Otro de los paradigmas que adoptamos fue el del diseño universal accesible: un recurso accesible debe serlo desde su concepción, no una adaptación posterior de un producto preexistente. Para lograrlo, implicamos a más de doce entidades del ámbito de la accesibilidad en la definición de requisitos y en las fases de testeo
Esa línea de trabajo nos permitió confirmar que, independientemente de la edad o condición de cada persona, el modelo conversacional refuerza la accesibilidad y la inclusividad de las experiencias culturales.
Accebot: Asistente virtual accesible (La Tempesta)
PO: Vuestra apuesta por el software libre y la soberanía digital (el caso de Omeka S, los repositorios abiertos, las infraestructuras propias…) responde a una posición estratégica clara. ¿Qué os decantó por esta elección y qué barreras culturales o técnicas habéis notado en el proceso de adopción por parte de las instituciones?
MHG: En el ámbito de las bases de conocimiento, apostamos por proveer soluciones de código abierto para asegurar que la institución tiene el control sobre sus datos y herramientas con código auditable. No es solo una apuesta nuestra: los proyectos referentes a nivel europeo, como el ECCCH, ya están defendiendo que las infraestructuras de datos patrimoniales corran sobre software libre, situando la soberanía digital como un eje fundamental.
Pensando en la sostenibilidad y la preservación digital, el uso de plataformas basadas en software libre favorece la sostenibilidad de los proyectos ante cualquier cambio de políticas comerciales. Por ejemplo, en el caso de Sketchfab, todos los modelos que 3D que estaban siendo colgados por parte de las organizaciones culturales ahora se encuentran en una especie de situación de incertidumbre, debido cambios en el modelo de negocio de la empresa propietaria.
Creemos que hace falta un cambio de mentalidad que dé prioridad a la nueva cultura digital abierta, y apueste para un modelo soberano y colaborativo.
“Museo virtual de la Universidad de Barcelona”, gestionado con software libre (La Tempesta)
PO: La nueva plataforma web de los Museos Dalí a mi juicio aporta propuestas narrativas innovadoras sobre la figura del artista. ¿Cómo establecéis la relación entre arquitectura de información, diseño de experiencias y construcción de relatos interpretativos en estos y otros proyectos digitales de gran envergadura?
MHG: Respondo a tu pregunta siguiendo el ejemplo de la nueva página web corporativa de los Museos Dalí. El proyecto en cuestión, partía de dos retos principales: por un lado, modernizar la página web corporativa y la identidad digital de la institución; y, por otro lado, dar espacio al enorme potencial creativo y narrativo del universo daliniano en el ámbito digital.
En la construcción de la web corporativa, la decisión clave fue apostar por una arquitectura modular. Esto ha permitido desplegar un gran número de secciones con rapidez y organizar un importante volumen de contenidos con mucha flexibilidad. A esto se le suma un diseño muy visual y, sobre todo, ganar autonomía por parte del equipo de la Fundación Gala–Salvador Dalí para actualizar las distintas áreas de forma sencilla.
En cuanto al diseño de experiencias y nuevas narrativas digitales, estamos impulsando esta línea junto al Museo, tanto en exposiciones temporales (como La Madona de Portlligat), como en proyectos especiales, por ejemplo el sitio conmemorativo del 50 aniversario del Teatro-Museo Dalí. También lo integramos en la propia web corporativa en apartados más interpretativos, como la biografía cruzada de Gala y Salvador Dalí. Este enfoque dual, nos permite combinar una estructura clara y ordenada con espacios donde la creatividad puede expandirse, con formatos digitales innovadores.
Esposición Vitual “La Madona de Pprtlligat” (FGSD y La Tempesta 2025)
PO: Vuestros trabajos de captura fotogramétrica 3D, como los daguerrotipos del CRDI, aúnan rigor técnico con vocación divulgativa. ¿Qué metodologías empleáis para hacer compatible la documentación científica, la preservación y la comunicación cuando trabajáis con colecciones de alto valor y fragilidad?
MHG: Hay, en este sentido, un punto de partida -me atrevería a decir que irrenunciable- en todos nuestros proyectos: el rigor científico y patrimonial que nos autoexigimos para poder trabajar en cualquier proyecto. A menudo partimos de investigaciones previas o de conjuntos de datos. A partir de ahí, los datos, deben tratarse con el máximo rigor y siguiendo los estándares documentales que garanticen la calidad, vinculación semántica, interoperabilidad y su reutilización. Respecto a los contenidos, los adaptamos para facilitar su consulta y socialización en el entorno digital.
Para ello es esencial contar con un equipo interdisciplinar de humanistas digitales, documentalistas, diseñadores, programadores y otros perfiles, que permita abordar cada proyecto desde una comprensión amplia y profunda. La dirección científica, como es lógico, siempre es mejor que recaiga en la institución cultural que realiza el encargo (o en quien ésta delegue), que es quien mejor conoce el contenido.
También ponemos un gran énfasis en la fase de conceptualización: tener muy claros los objetivos del proyecto, definir el “qué”, el “para qué” y el “para quiénes”, y situar el punto de partida siempre en los contenidos, no en la tecnología.
Por último, nos gusta incorporar siempre una dimensión comunitaria, que dé a las personas un papel más activo en el proyecto: ya sea aportando sus perspectivas, compartiendo experiencias o ayudando a enriquecer los contenidos. Al final, cuando la comunidad participa, la experiencia se vuelve más viva, más diversa y la apropiación mucho más significativa.
PO: Vuestra participación en iniciativas como CoVHER o Premiere os sitúa en la vanguardia de la aplicación de IA, realidades extendidas y producción escénica digital. ¿Qué vías de innovación tecnológica consideráis que van a ser más relevantes para la evolución del sector patrimonial en los próximos años?
MHG: Creemos mucho en la creación de estructuras mancomunadas y en el trabajo en red. En este sentido, el uso de software libre para construir infraestructuras compartidas permite a las instituciones escalar soluciones, socializar beneficios y repartir costes, todo ello desde la neutralidad tecnológica que ofrece el código abierto. Un buen ejemplo es la Red de Museos Arqueológicos de Cataluña, que en plena pandemia pudo desarrollar una plataforma común para la agregación y difusión de sus colecciones.
Además, consideramos esencial formar parte activa de asociaciones, también internacionales, y reforzar la colaboración entre iguales. Esto permite estar conectados con un ecosistema mucho más amplio de organizaciones afines y al día de las prácticas y tendencias del sector. En definitiva, se trata de saber identificar las alianzas que nos permitan avanzar y no quedarnos atrás.
La colaboración con empresas especializadas en cultura y patrimonio digital, supone otra de las palancas de innovación para todo tipo de organizaciones culturales (pequeñas, medianas y grandes).
Presentación de La Tempesta en el congreso europeo “Ready, Steady, Transform” organizador por Michael Culture Association, Paris 2025
PO: La Tempesta reúne estrategia digital, desarrollo tecnológico y mediación cultural. Desde vuestra experiencia, ¿cuáles son actualmente los principales obstáculos por un lado y las principales ventajas por otro para que las instituciones culturales den el salto a transformaciones digitales profundas, estructurales y sostenibles en el tiempo?
MHG: Vemos “lo digital” como una vía plenamente legítima de acceso, disfrute y reivindicación del patrimonio, además de ser imprescindible para seguir siendo relevantes y estar conectados con la ciudadanía en la era digital en la que vivimos.
Otro aspecto fundamental es disponer de una estrategia digital real, no entendida como una colección de proyectos puntuales, sino como una visión estructural que oriente la toma de decisiones, la inversión y la evolución de la organización a medio y largo plazo. Sin una estrategia clara, las iniciativas digitales tienden a dispersarse o a depender demasiado de coyunturas externas.
Por otra parte, las instituciones necesitan innovar en formatos, explorando nuevos lenguajes y diseñando interfaces “generosas”: accesibles, comprensibles y pensadas para públicos diversos. Esto implica incorporar creatividad, pero también un enfoque centrado en las personas y en sus diferentes modos de relacionarse con la cultura. A ello se le suma la necesidad de dar espacio a la visión crítica, al análisis, a la expresión artística y al conocimiento dentro de los propios procesos de transformación digital. La tecnología no puede quedar al margen de los valores y los derechos culturales, sino que debe ponerse al servicio de ellos.
Otro aspecto clave es abrir la cultura y el patrimonio a la intersección con otros ámbitos como el ámbito social, la ciencia, la salud, la educación, el turismo, y la creación contemporánea, porque es en estos cruces donde a veces surgen ideas y nuevas ideas innovadoras.
Por último, dotar al personal de habilidades digitales y audiovisuales empodera a los equipos y permite que la transformación digital sea un proceso compartido y no algo vivido únicamente “desde fuera”.
Dicho esto, las ventajas de abordar esta transformación son enormes: instituciones más abiertas, conectadas, participativas y relevantes para sus comunidades; contenidos más ricos y diversos; y una institución cultural más preparada para dialogar con el presente.
PO: ¿Queréis añadir algo más?
MHG: Siempre explicamos que los equipos que trabajamos en la gestión de la documentación y contenidos culturales y patrimoniales desarrollamos unas habilidades y herramientas valiosas y con aplicación en otros ámbitos como el social, científico, educativo, turístico o sector salud, con los cuales confluimos de forma natural.
Por último, solo me queda agradecerte de nuevo la oportunidad de compartir este espacio. Dejo la puerta abierta a futuras colaboraciones y también tiendo la mano a cualquier organización que haya encontrado interesantes los retos y las problemáticas que abordamos en esta entrevista.
Equipo de la Tempesta (Enero 2025)
PO: Muchas gracias por vuestra colaboración.
Y AQUÍ ME DESPIDO…
Espero que esta entrevista haya sido de tu agrado, lo que nos cuenta Marc es, desde luego, muy interesante. Habrá que seguir la pista a La Tempesta. Antes de fin de año me despido de tí con otro contenido del boletín. Así que nos leemos antes de las uvas.
Un saludo de tu amigo:
Pedro Ortega








